Cuando se trata de perder peso, es clave no hacer las compras teniendo hambre. De lo contrario, uno tiende a elegir alimentos más engordantes, lo cual obviamente no ayuda a adelgazar. Si no es posible ir de compras justo después de alguna comida, al menos come una fruta o un yogur media hora antes.
En el supermercado es mejor no pasar por zonas de alimentos engordantes (snacks, chocolates, brownies, etc). La tentación de romper la dieta (por más que se trate de una dieta poco estricta) puede ser muy fuerte.
Una buena costumbre es leer siempre las etiquetas de los envases, es muy común que haya diferencias de contenido calórico entre distintos tipos de alimentos, e incluso entre dos marcas de un mismo alimento. Es bueno leer las etiquetas aún si el envase dice “Light”, “Diet” o algo parecido. A veces la diferencia entre un alimento light y uno común es de unas pocas calorías, y no vale la pena. También, hay que acostumbrarse a sustituir los alimentos refinados por integrales (pan, pasta, galletas, etc). No sólo aportan más vitaminas sino que además la fibra que contienen facilita el proceso digestivo y da sensación de saciedad.
Compra siempre muchas frutas y verduras. Además de aportar nutrientes esenciales para el organismo, tienen pocas calorías y pueden satisfacer el hambre.
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